No es difícil constatar que la crisis actual en la cultura crítica está influyendo sustancialmente en el ámbito escolar, provocando, sobre todo entre los docentes, una clara sensación de perplejodad, al comprobar cómo se desvanecen los fundamentos que, con mayor o menor grado de reflexión, legitimaban teóricamente su práctica. ¿Cuáles son los valores y conocimientos de la cultura crítica actual que merece la pena trabajar en la escuela?. ¿Cómo se identifican y quien los define?

La escuela que durante siglos tanto ha contibuido a la extensión del conocimiento, a la superación de la ignorancia y de las supertsticiones que esclavizaban al individuo, a la preparación de los ciudadanos, y a la disminución de la desigualdad, ha sido el fiel reflejo de los valores y contradicciones de la cultura moderna. en ella podemos encontrar la exageración e incluso la caricatura de los rasgos más característicos de la modernidad. No sólo se abrazó la concepción positivista del conocimiento científico y sus aplicaciones tecnológicas, sino que incluso la aventura del conocimiento humano se presentó en la escuela despojada de la riqueza de los procesos, ofreciéndose como un conjunto abstracto de resultados objetivos y descarnados. Del mismo modo, el concepto de de cultura valiosa se restringe a las peculiaridades de la civilización occidental, su historia y sus pretensiones proponiendo como naturaleza humana los razgos que definen el modelo de ser humano, sociedad, verdad, bondad y belleza, que constituyen el canon clásico de occidente. En consecuencia, la escuela, en ocasiones, no sólo ignora las peculiaridades y diferencias del desarrollo individual y cultural, imponiendo la adquisición homogénea, la mayoría de las veces sin sentido, de los contenidos perennes de la humanidad, sino que también olvida o desprecia por lo general los procesos, contradicciones y conflictos en la historia del pensar y del hacer, y restringe el objeto de la enseñanza al conocimiento, desatendiendo así el amplio territorio de las intuiciones, emociones, y sensibilidades, así com las exigencias coetáneas de los cambios radicales y vertiginosos en el panorama social.